El comportamiento de los consumidores está cambiando, ahora es más ético y esto representa un nuevo reto para los fabricantes
En los últimos años ha crecido el interés de los consumidores por el comercio justo. Una tendencia que se está consolidando pese al escepticismo de quienes pensaban que la recesión y la necesidad de ahorro del consumidor reducirían su atractivo. El motivo de ello es el creciente interés de los consumidores por conocer la procedencia de los alimentos que consumen y si se fabrican según principios éticos, algo que corroboran los estudios realizados el año pasado por IGD, un equipo de expertos especialistas con sede en el Reino Unido. La encuesta, realizada a 1.000 consumidores, reveló que el 54% deseaban conocer las condiciones de trabajo y el salario de las personas que producen los alimentos en los países pobres; el 52% quería información sobre las condiciones en las que operaban los productores; y el 19% opinaba que esta información debería ser de dominio público.
Pero ¿qué pueden hacer los fabricantes para asegurarse de que sus materias primas proceden del comercio justo o que se producen de una forma ética y sostenible?
El problema de determinar el origen de los productos
A principios de este año, el programa Panorama de la BBC trató el sector del aceite de palma y puso de manifiesto la dificultad que los grandes productores afrontan actualmente. El aceite de palma es el aceite vegetal más barato que existe y es, además, el ingrediente secreto de los productos de marca. Etiquetado como "aceite vegetal", se encuentra en prácticamente todo, desde las barritas de KitKats hasta en los jabones Dove, y también en el pan de molde blanco. El problema que plantea el aceite de palma es su procedencia y la dificultad que tiene el fabricante para rastrear sus orígenes exactos. La mayor parte del aceite de palma viene de Indonesia, donde, junto a gran número de plantaciones legítimas, existe todo un mercado clandestino que busca expandir la producción a las reservas de selva protegidas. Además de dañar la selva virgen, de muchos siglos de antigüedad, esta actividad ha destruido el hábitat del orangután, que ahora se ha convertido en una especie en peligro de extinción: unos 50.000 orangutanes han muerto ya por culpa de la deforestación orientada a producir aceite de palma. Otro problema es que algunas plantaciones se han cultivado en reservas de turba protegidas que, al trastocarlas con cultivos ilegales, provocan la liberación de miles de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, contribuyendo aún más al efecto invernadero.
Los fabricantes conocen de primera mano la enorme complejidad del asunto. Éstos tienen que conseguir materias primas a granel, como el aceite de palma, de intermediarios que mezclan todas las remesas que les llegan de infinidad de productores mundiales antes de suministrar a sus clientes, sin dejar huella de su origen. Esta práctica hace muy difícil identificar con exactitud la procedencia del aceite de palma. ¿Viene de una plantación legal y sostenible o se cultivó, en cambio, en la selva protegida?
Soluciones de seguimiento y localización para garantizar la producción ética de los productos
No obstante, existe tecnología que permite lograr este objetivo de forma relativamente sencilla; por ejemplo, la integración de distintas tecnologías de captura de datos, como la voz, captura de datos basada en imágenes, códigos de barras, RFID, print & apply y tarjetas inteligentes. Combinando un conjunto óptimo de tecnologías, los fabricantes pueden asegurar la total trazabilidad de los productos en todas las fases de la cadena de suministro, mejorar el control de calidad y cumplir con las normas del sector, además de obtener más productividad y precisión operativa.
Visto el deseo de información del gran público y el potencial que ofrece en cuanto a ventajas competitivas, una inversión como ésta resulta muy beneficiosa. En la actualidad, empresas de retail del Reino Unido, como Sainsbury’s o Marks and Spencer, diferencian adecuadamente sus ofertas «de origen ético» comparadas con las de la competencia y, al hacerlo, mejoran también la eficiencia de su cadena de suministro.
Todos los socios de la cadena de suministro deben trabajar juntos
En un estudio reciente realizado por la filial británica de Zetes entre sus clientes, el 89% aseguraban que las soluciones que habían instalado mejoraban considerablemente su trazabilidad, su precisión y su productividad, entre otras ventajas. En concreto, la trazabilidad ofrecía información que permitía mejorar los procesos de la cadena de suministro, reducir costes y mejorar la calidad. También ayudaban a mejorar la gestión de los inventarios, a reducir desperdicios ocasionados por una mala gestión de conservación, evitar sustracciones y controlar situaciones de stock agotado.
La cuestión principal para los clientes que se plantean gestionar su trazabilidad es decidir qué desean rastrear ¿los productos unitarios o las agrupaciones de producto? También es preciso que todos los socios de la cadena de suministro se pongan de acuerdo sobre el intercambio y el almacenamiento de información para poder hacer la captura, seguimiento y localización al nivel adecuado. Lo que más suele rastrearse es el movimiento de palés cuando entran en el almacén, por lo que surgen problemas cuando los productos se dividen en unidades menores. Finalmente, el nivel de control utilizado depende del tipo de productos y del perfil de riesgo de la organización.
En la actualidad, el código de barras lineal es la tecnología más conocida y utilizada para trazabilidad en el sector de alimentación y bebidas. Pero los códigos de barra se están convirtiendo ya en matrices de datos capaces de almacenar información mucho más detallada, este es el caso de los códigos de barras 2D que ya se utilizan ampliamente en aplicaciones farmacéuticas. La generalización de los códigos de barras 2D en el sector alimentario es solo cuestión de tiempo.
Cualquier solución que se desarrolle debe integrarse en una cadena de datos mayor que podrá activarse en el futuro para demostrar quién movió qué productos, desde qué lugar, cuándo y dónde fueron a parar. Después, además de tener un histórico, los clientes podrán saber con más precisión la evolución de la demanda y asegurarse de minimizar las situaciones de stock agotado, sobre todo cuando hay promociones en marcha.
Trazabilidad "de la granja a la mesa" para combatir el fraude alimentario
Otra aplicación de trazabilidad, en auge entre los fabricantes de alimentos, está relacionada con la lucha contra el fraude alimentario, como la dilución del vodka con metanol industrial o el envasado de aves no aptas para el consumo humano y su venta al consumidor final. Aunque estas acciones están perseguidas por la ley, la mayoría de casos consisten simplemente en la comercialización de alimentos no auténticos como originales, lo que perjudica a otros fabricantes del sector. A medida que aumenta el deseo entre los consumidores de comer alimentos auténticos, los productores y agricultores de menor escala deben tomar medidas para proteger tanto la imagen de su marca como el futuro de su sector.
Se ha hablado mucho de la trazabilidad «de la granja a la mesa» y es un objetivo viable, si bien lo primero que hay que hacer es acordar objetivos compartidos con los principales interesados, simplificar los procedimientos y reducir las fases necesarias, capturando los datos exactos en el formato correcto y en la hora exacta. Zetes ha ayudado a muchas empresas europeas del sector de alimentación y bebidas a mejorar la trazabilidad en sus cadenas de suministro, entre las que destacan Premier Foods (repostería), Seachill (procesado piscícola), Azucarera (refinería azucarera) y Campofrío (procesado cárnico).